Ni aun cuando me muera.

Ni aún cuando el sol

reniegue de la luna,

o los mares sean sangre

y carcoman la ciudad.

Ni aún, princesa,

cuando los sauces lloren

y ni el aire ya los toque

o les prohiba

respirar.

Ni siquiera cuando el viento,

celoso de la muerte,

arranque almas de los cuerpos

que perdieron la verdad.

Ni aún así dejaré de amarte, amor,

dejaré de amarte.

y ni si el cielo

se cansa de sus nubes

o de los rayos incansables

que lo han de atravesar

ni por sueños o despierto

ni si espero no soñar.

Ni aunque el cielo grite tierra

y nos regale oscuridad.

Ni siquiera cuando el tiempo

corra y marque nuestro azar.

Ni aún así dejaré de amarte, amor,

dejaré de amarte.

Ni siquiera cuando el llanto

sea magia y nada más

y no existan sentimientos

que nos hagan palpitar.

Ni aún cuando me muera

y no sienta nada más,

ni cansado o en el alba,

ni con miedo a caminar.

Aunque el ruido de las ruinas

me pertuben al pasar,

quebraré más de mil odios

si te escucho suspirar.

Y si lees en mis ojos,

verás que digo la verdad,

que no hay rayos ni tormentas

que me hagan vasilar,

que soy tuyo y eres mía

y esto es nuestro,

hasta el final.