en un momento se borró y alguna vez,
entre muchas otras existió.
Escribo las paredes del oráculo que distinguido
soñó hacer sentido alguna vez,
entre muchas otras.
Volé entre artes de colores,
entre imágenes que subyacen
sobre cada cielo inventado.
Volé y te miré,
sí
te miré.
Desaté un cúmulo de vientos
que despeinan un destino, que escupe
en cada rostro mil verdades y mentiras,
como creer que existe vida tras un grito
que se olvida.
Por eso dibujé y existí en un espejo que
embarulla tu mirada
desolada.
Por eso volví a pintar la silueta de tu sombra
en la mente de un sujeto que empecinado
en el cemento de un recuerdo,
construye vida y la destruye.
Quiero caminar.
Quiero volar y volé con mis alas partidas.
Volé y te miré,
sí
te miré.
Marcelo J. Cabral
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